domingo, 20 de noviembre de 2011

El cuerpo grita lo que el alma calla

Me voy a tomar un ratito y salir de esta ansiedad por rendir, para escribir sobre algo que tengo rondando en la cabeza. (No les conté que rindo mañana… si si, convivo con la Sra. Ansiedad, sépanlo!)
El miércoles pasado Mika, mi psico, me tiro una frase al final, que si bien no tuve tiempo de analizarla (y creo que tampoco tuve ganas, es más fácil cuando se bloquea el pensamiento, porque haces como que no te toca, ni te pasa.)
El viernes tuve una noticia muy fea, bastante diría yo, sorpresiva, espantosa, un amigo mío está enfermo y según el diagnóstico de mañana, podrá confirmar si tiene ESA enfermedad espantosa o si solo fue una advertencia de la vida. Me shokeo, pero por la rapidez de la vida y la necesidad de pensar en mi futuro, seguí bloqueando pensamientos para poder concentrarme. Recién leí algo que posteo una amiga en el Facebook y ya, con tres cabos para atar, no puedo seguir bloqueando.
Por influencia de mi hermana, creo mucho en la psicosomatizacion, creo que en la enfermedad más allá de causas físicas, juega mucho en contra o a favor nuestra cabeza, nuestras acciones, nuestros fracasos, nuestros silencios. Estoy muy consciente que cuando me guardo las palabras enseguida aparece una faringitis o una laringitis y si es muy terrible la pelea que evite, acompaña la fiebre y el dolor de cabeza. Sé que muchos pensaran que no es así, que todo tiene una causa física y lógica, como que tome frio días antes o salí a la calle con el pelo mojado un día de invierno, puede ser, no descarto, al contrario creo que acompaña. Pero yo, una de las personas más lógicas y realistas en analizar causas y consecuencias y en cuanto a mi experiencia, les puedo asegurar que tiene mucha relación.
Además de los muchos problemas mentales que tengo (bueno, no son tantos, pero son de larga data y si hacemos cálculos… exacto, son muchos), también tengo problemas alimenticios. ¿Cuál es mi problema? Que me gusta comer y me gusta mucho comer. ¿Si lo disfruto? A veces, pero esas veces que disfruto comer, no como en cantidad. Necesito añadir lo que leí en Facebook para que entiendan un poco más adonde quiero llegar:

La enfermedad es un conflicto entre la personalidad y el alma. Muchas veces...
El resfrío "chorrea" cuando el cuerpo no llora.
El dolor de garganta "tapona" cuando no es posible comunicar las aflicciones.
El estómago arde cuando las rabias no consiguen salir.
La diabetes invade cuando la soledad duele.
El cuerpo engorda cuando la insatisfacción aprieta.
El dolor de cabeza deprime cuando las dudas aumentan.
El corazón afloja cuando el sentido de la vida parece terminar.
El pecho aprieta cuando el orgullo esclaviza.
La presión sube cuando el miedo aprisiona.
Las neurosis paralizan cuando el niño interior tiraniza.
La fiebre calienta cuando las defensas explotan las fronteras de la inmunidad.
Las rodillas duelen cuando tu orgullo no se doblega.
El cáncer mata cuando te cansas de "vivir".
¿Y tus dolores callados? ¿Cómo hablan en tu cuerpo? La Enfermedad no es mala, te avisa que te estás equivocando de camino.

La frase del miércoles pasado, luego de hablar de un tema en particular fue:
¿No será que a vos tampoco ninguno te viene bien?

Empezamos a atar. Como dice Mika, yo hago cálculos. “El cuerpo engorda cuando la insatisfacción aprieta”. Soy una insatisfecha, aprendí a serlo desde chiquita y hoy, hablando en criollo, no hay tapón que me venga bien, entonces mi cuerpo engorda.
En este momento, en mi cabeza, están saliendo un montón de aristas, que no puedo ordenar, no quiero hacerlo ahora. Es tan confuso, como darse cuenta, una vez más, que es uno el que provoca todos sus problemas, sus soledades y sus fracasos. Demasiado…
Saludos desde acá, el otro lado de la pantalla.


Yo, la complicada.


PD: ¿Porque te cansaste de vivir negro? ¿Qué es lo tan terrible que tenes guardado y no podés decir? Acá tenes un hombro, recostate y descansa un rato, que todo, absolutamente todo pasa…

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