viernes, 18 de noviembre de 2011

Escalando el Everest

Es cierto que tengo que hablar de un tema que el miércoles me dejo con la cabeza dada vuelta, pero como fue por un ratito porque me volví a sumergir en las confusas y aburridas aguas del mar histórico argentino, prometo que “cuando pase el temblor” lo voy a desenmarañar…

Siendo la 0:51 del ya… ¿viernes? (que poco tiempo me queda, por favor!!), recién bañada, a pocos minutos de dormir (un rato), me siento total y plenamente orgullosa de mi. Para la gente que está acostumbrada a llevar ese sentimiento dentro de la cartera y pasearlo mostrándoselo a todo el mundo cual cachorro de Golden Retriever recién nacido, no será nada extraño. Para mí es como escalar el Everest en ojotas.
Muy pocas fueron las veces en que me sentí orgullosa de mi (si fueron más de tres es todo un logro…). ¿El motivo? Desde las 6 de la mañana que estoy estudiando… Bueno che!! Si no me dejan explicar es obvio que se van a reír de esa forma… No, tampoco fueron 18 horas ininterrumpidas…
Hace 5 años deje la carrera de Contador Público en la UBA, porque no quería estudiar más, quería joda, salidas, plata (del laburo por supuesto), en fin, quería disfrutar de mi vida sin tener que pensar que el lunes tenía que dar un parcial. Luego de 5 años donde estudia de todo, desde Barwoman hasta Analista de Sistemas a distancia (lo único que termine fue el curso de Barwoman… ahora entienden todo ¿no?), me di cuenta que estaba lista para volver a la facultad y enfrentar mis miedos o como digo yo ENFRENTARME. Con cambio de laburo de por medio, sentí que estaba empezando toda mi vida de cero, que esos 5 años habían sido un largo sueño, que había despertado de un letargo y que tenía que empezar a sembrar. Es cierto que nadie te quita lo bailado, lo disfrute, me reí, me emborrache, pasaron hombres, paso gente, pero, paradójicamente, pasó. Sentí que todo en mi vida había sido vacío, sin contenido, SIN MI, sin nada mío. Me sentía sentada en medio de los escombros de algo que nunca iba a ser como antes. Después de mucho lamentos, quejas, llantos y demases, me canse de quejarme y decidí ponerme en acción. Como le dije a Mika, mi psico, el otro día, tengo la necesidad de SER GRANDE (si, un poco tarde, pero soy un poquito lenta, ténganme paciencia che!).
Retomar la facultad para mí es todo un desafío, porque todavía recuerdo esa sensación del pecho cerrado, de las paredes cada vez más cerca de mí y de tener que salir de ese lugar corriendo en alguna dirección, aunque sea desconocida. Que todo resulte tan fácil, que todo este como antes, como si nunca hubiera dejado la facultad, me hizo sentir que ese ES mi destino. Antes para ponerme a estudiar era toda una tortura, no tenía fuerza de voluntad, no quería, me enojaba, no había forma (sobre todo Historia que la curse 4 veces… se dan cuenta de la magnitud de las cosas?) Que hoy me haya levantado a las 6, que haya terminado 2 textos, además de pasar toda la segunda parte del cuaderno, para mi es todo un logro. Además de que toda la semana fue así, que si bien, me deje estar un poco, me puse media pila y arranque, en otro momento de mi vida hubiera esperado al fin de semana para ver qué onda, como la podía pilotear, para ver como zafo. Ahora no.
Este orgullo es mío, no me lo saca nadie.
Saludos desde acá, el otro lado de la pantalla.

Yo, la complicada... ORGULLOSA! (carajo mierda!)


1 comentario:

  1. tal cual...siempre cuando pasamos los 30 nos damos cuenta que debemos empezar a sentirnos grandes ...jajaj

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