domingo, 11 de diciembre de 2011

Un largo camino hacia... la Familia Ingalls


Sigo esperando que “él” me mire y se meta en mi piel. Saber que esa chispa existe, que la química, la piel, la electricidad al rozarlo no es un invento de Hollywood.
Pero como siempre, sigo idealizando a los tipos y a las historias de amor.
Hoy no estoy triste, pero si, sumamente pesimista (el día que me agarren bien, seguramente no estaré escribiendo el blog, si no descargando… mejor lo dejamos ahí…)
Sé que Mika me dijo que dejara la “vieja quejona” de lado, pero a veces se apodera de mí y no solo me vuelvo quejona si no también pesimista, muy… demasiado, que ni yo me aguanto.
Vayamos al fondo de la situación donde aparece una frase que per se es el mayor lamento de todos: “Voy a estar sola para siempre” (Siempre recuerden el titulo con honores que obtuve en la Universidad del Drama… y nunca lo olviden!)
La situación es la siguiente, tratando de ser lo menos dramática posible, estoy sola y no estoy hablando nada mas de hombres, sino de “gente”. Amigos, compañeros, conocidos, parientes, etc.
Me he dado cuenta, de un tiempo a esta parte, que he alejado o se han ido gran parte de la gente que me rodeaba. ¿Cuestiones de la vida? Puede ser. ¿Caminos diferentes? Tal vez. ¿Falta de tiempo? Capaz. Yo era como Roberto Carlos (no llegaba a un millón, pero andaba cerquita), pero después de un tiempo, se fueron haciendo cada vez menos… y menos… y menos. A mí me encanta tener amigos, pero también me di cuenta que antes me encantaba “ser amiga”. Tengo que hacer un mea culpa, reconozco que ahora hay cosas que no me banco que antes no me importaban o que, en realidad, no estaban, entonces, era muchísimo más fácil “ser amiga”.
Mis amigas son 5, que vienen todas de diferentes “pueblos”. La de la secundaria, la del ex laburo, la de la vida y la de sangre. Comparto un montón de cosas con ellas, vivieron parte de mi vida, si no toda, pero salvo con una, el resto está en otro “nivel” donde no puedo compartir cosas. Niños, pañales, colegio, materias, piojos, maridos, ex maridos, divorcios, cuentas para pagar, jardín de infantes, amamantamiento, cumpleaños con más niños, suegras, etc., etc., etc. Todo lo que yo no tengo (y en este momento pienso que no voy a tener… NUNCA!!) Y como si fuera poco, la única que comparte mi estado civil y no tiene primogénito (aun!), está pasando por ese momento de “primer enamoramiento”, donde no hay más lugar que para su cuchi-cuchi. No la juzgo, me quejo, sí, pero no la juzgo, porque yo también pase por ahí y se lo que es que te atrape esa red.
¿Entonces? Entonces que vienen las fiestas y las vacaciones, momentos en los que paso a ser una enfermita mental porque me siento más sola que nunca. Porque me lamento todo el tiempo, porque no encuentro mi lugar sola (básicamente porque no me gusta estarlo…) Necesito un “acompañante”, una compañera de aventuras. (No hablo de hombres porque todavía estoy en un debate interno para dilucidar si la amistad entre el hombre y la mujer existe, vengo con un no rotundo hace 20 años, pero hoy lo estoy dudando) En esta época me siento una desenhebrada, la única sola en un mundo de parejas sonrientes. FUCK!!!
Primero no me quiero sentir así, segundo no me gusta sentirme así, tercero no sé cómo salir de este lugar del traste en donde yo solita me ubique. Podría pensar que tengo suerte, eso según mis amigas: “Vos sí que tenes suerte, no te despierta ningún llanto, salís con quien queres, volves a la hora que queres, no tenes que dar explicaciones, nadie te pregunta nada, si queres no cocinas, podes pasar días sin depilarte (¿meses vale?), no tenes que preocuparte por el colegio, ni por los libros, ni por las materias que se llevan, ni por los piojos, ni por… que suerte que tenes vos” PORQUE NO SE VAN A LA RECALCADA ARGOLLA DEL HIPOPOTAMO! (perdón, tengo el enojo fácil). Cierto es que no tengo ganas de cambiar pañales y sí, quiero que me despierte alguien a la mitad de la noche con hambre… pero de sexo. No me quiero casar mañana, pero me encantaría, amaría, adoraría, ver un futuro acompañada y les juro que estuve leyendo el libro del destino pero hay páginas que faltan (devuelvan las hojas che!! No es divertido vivir en la incertidumbre!)
¡BASTA! Detesto la palabra soltera o single (para el turismo) o los bares de solas y solos o las miradas de compasión cuando vas a algún lado acompañada por una pareja amiga o planear las fiestas con mis viejos y pensar que después de las 12 me voy a tener que quedar mirando alguna película pedorra en la computadora (cuanto más lacrimógena mejor…) o vislumbrar unas hermosas vacaciones en este asfalto enfermizo con nada más que hacer que jugar al solitario spider o leer algún libro de microeconomía (TRAIGANME YA LA GALLETITA DE AGUA, PERO AFILADA!!!).
¿Cómo disfrutar de algo cuando no se quiere tener? ¿Cómo disfrutar de ser soltera si no lo quiero ser? (Además de no estar en edad para serlo) Porque ser soltera a los 23 es una bendición, pero ser soltera a mi edad…  

Saludos desde acá, el otro lado de la pantalla.

Yo, la complicada.




PD: Y para colmo vos me mandas un mensaje sin sentido… Na, poné los fideos que estamos todos!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario