Hoy estoy un poco mareada, confundida,
hecha bollito…
Hay un par de frases que me andan rondando
en la cabeza, que si las tengo a todas juntas en este momento debe ser que se
conectan de alguna forma.
El desafío que del que les hablaba
anteriormente, donde de cualquier forma gano, hoy me dejo de parecer
interesante. Es acá, donde empiezo a pensar en que no voy a triunfar, si no que
otra vez voy a caer en los mismos patrones patológicos pasados (para el común de
la gente, los PPP). ¿Por qué empiezo a pensar eso? Porque entra el miedo en mi
cuerpo, porque soy muy insegura, porque aparecen esas actitudes que desembocan
en los PPP y que inevitablemente terminan confirmando lo “enfermita” que estoy.
Esto es algo muy mío, tratar de resolver “all
in one” (como las impresoras… y si, también escaneo, ja!). Estoy tratando de
resolver varios problemas en uno (o en realidad identificar las actitudes que
me llevan a seguir con esos problemas para dejar de hacerlas y luego resolver
el problema). Perdón por el desorden, pero tengo el defecto de “razonar con los
dedos”, cada vez que escribo me pasa esto, que también es muy mío, ir cambiando
sobre la marcha, razonando según lo pedido (sí, me costó mucho la consigna de “lean
todo el examen y después contesten las preguntas”… y me costó muchísimo!). Palabras como
autoestima, seguridad, sentimientos, amor, están todas juntas en un bol que no
quiero revolver porque se arma quilombo, además de no saber si el amor “se
corta” si lo mezclas con la autoestima (siempre hablando en mi caso, con una
buena dosis de autoestima, supongo que el amor toma punto nieve… y más!)
Todo sería más sencillo, y acá viene una de
las frases que me mareo esta noche, si yo no pensara lo que siento… o si no
sintiera lo que pienso… ¿Pienso lo que siento o siento lo que pienso?
Arrancando alguna conclusión de relaciones pasadas puedo determinar que pienso
demasiado lo que siento… en realidad que pienso demasiado (Mika diría que rumeo…
para el caso es lo mismo).
Y por pensar, ya no quiero el desafío; por
que aparecieron las actitudes desencadenantes, ya no me parece interesante;
porque tengo miedo a quedar pegada, no siento que gane de cualquier forma. Tal
vez porque todavía no estoy preparada para esta batalla, tal vez no me tenga
que demostrar que puedo, no ahora, no en este momento, no con un reto de este
tipo. Y todo se resume en una palabra: MIEDO. ¿Miedo a que? A los PPP, a mi
defecto por exacerbar cada uno de los sentimientos que me pasan por el cuerpo,
a no poder discernir los limites, a no querer ponerme límites. Si no jugas con
fuego no te quemas… me queme tantas veces. Sabiendo que me iba a doler, siempre
especule cuan cerca podía poner la mano del fuego antes de quemarme y, paradójicamente,
nunca calcule bien. Esta vez, se perfectamente que estoy jugando con fuego y sé
que si me quemo es, enteramente, culpa mía. Estoy tomando todos los recaudos,
hice todos los cálculos, medí, saque cuentas, analice hipótesis, compare
probabilidades, pero aun así, todos sabemos, que el comportamiento del fuego, más
todas sus variables, siempre es incierto. Ese porcentaje de incertidumbre, que
puede ser ínfimo, me provoca miedo.
Tal vez, también se internamente, que ese
porcentaje no sea tan ínfimo, que mis cálculos son parciales, que mis
mediciones son irrelevantes y que mis hipótesis y probabilidades siempre están libradas
al azar. Y que, por sobre todas las cosas, el fuego al final sigue siendo
fuego.
Saludos desde acá, el otro lado de la
pantalla.
Yo, la complicada.
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