¿Qué fue lo que pasó?
¿Dónde se perdió todo “eso”?
O tal vez la pregunta que
debería hacer es ¿dónde lo perdí yo? O tal vez también ¿porque no lo consigo?
Hace un par de días leí
una conclusión de un post de Facebook que terminaba con la famosa frase de “recibes
lo que das” y si recibís distinto de lo que queres, es porque no estás dando “bien”.
Lo pensé toda la semana, hice concatenación de temas, empecé con esa frase y
pensando me vi enredada en palabras. Porque tal vez no es que no estás dando
bien, si no que no es la persona correcta, de ahí que no se cumpliría ni este refrán
ni el de “todo vuelve”. Porque o le erramos a lo que damos o a la persona que
se lo damos. En todo caso sería un inconveniente nuestro, por no dar lo que
queremos que nos vuelva o por elegir la persona que no nos va a devolver lo que
le dimos o nos va a devolver todo lo contrario, porque quiere, debe o se le
canta la regalada gana.
A partir de esto y de un
par de cosas que me pasaron estas semanas, es que empecé este blog con la
pregunta ¿Qué fue lo que paso?
¿Por qué mi generación esta
tan quemada? ¿Dónde están las ganas? ¿Dónde está el cariño, el respeto, el amor
por el otro?
Como puede ser que un
pibe de 26 años le pase el trapo a todos los idiotas que conocí en estos años.
Y no estoy hablando de este chico en particular, pero él pertenece a una generación
un tanto más relajada. Y ojo que no es ningún santo, pero se pregunta menos, se
cuestiona menos, analiza menos y, por supuesto, siente más, lo que a muchos nos
falta (sí, me incluyo…).
Veo los ojos de Mika a través
de la pantalla y contesto a su pregunta: No me estoy enamorando de él, me
re-enamoro del cariño puro, de la muestra de afecto gratuita y sin tanto
cuestionamiento, del beso robado, de la risa cómplice, de caminar abrazados,
del mensaje liso y llano, de poder preguntar cómo estas sin que por eso se
piense que estas controlándole la vida, de la urgencia de verse, del buen día.
Me re-enamoro de SENTIR
porque si, sin preguntarme si lo que hago ahoga o libera, si está bien o no, si
dos preguntas asfixian, sin cuestionarme si darle un buen beso en la calle me
da vergüenza, soy yo y hago lo que siento, porque con él me permito relajarme y
sentir PORQUE SI absolutamente todas las sensaciones y sentimientos que me
surjan en el momento mientras lo respete y no lo lastime.
Pero es ahí donde no me
entiendo y vuelvo a enredarme en palabras. Acabo de escribir “me permito
relajarme”. En consecuencia con el refrán si doy “todo” esto, recibo lo mismo,
y es así, somos relajados y un poco adolescentes. Pero yo soy relajada y
adolescente con todo el mundo, hasta que me pongo en “pose”, analizo, pienso,
me cuestiono y aparece la desconfianza, la estructura, la fobia, el armado de
los mensajes para que no se malentiendan y me aburro, y me enojo, y me hincha
las pelotas.
Entonces no.
Quiero SENTIR PORQUE SI,
quiero sentir otra vez esa bendita sorpresa de ir caminando, que alguien te abrace por detrás y te llene de
besos en la mejilla, girar y encontrar una gran sonrisa, seguido de un “que ganas que tenia de darte un beso”,
quiero otra vez el impacto de armar un mensaje y terminarlo con el “obvio, si queres” y recibir un “cómo no voy a querer? Obvio que sí”.
Quiero que todo importe
nada, quiero ser relajada y adolescente sin cuestionarme si eso molesta, ahoga
o asfixia, quiero el compinche, quiero la complicidad, quiero la mirada franca,
quiero la risa simple, quiero la alegría del buen día, quiero caminar del brazo
por la calle y sentirme plena, sin analizar si le cae bien o no que lo agarre,
porque las cosas se dicen en el momento, no se especula, no se analizan ni se
piensan, porque así son auténticas, transparentes, puras en su estado máximo.
Quiero sentir sin pensar,
que fue lo que hice toda mi vida y aunque es cierto que así no me fue bien, sé
que hice lo que quise sin arrepentirme de nada. No quiero quedarme más con el “qué
hubiera pasado si…”, porque la vida se compone de momentos, no de analizar ni
de pensar y repensar.
Y si me vuelve a ir mal, será
cuestión de sacudirme un poco y volver a empezar, pero sabiendo que fui fiel a
lo que sentía.
Saludos desde acá, el otro lado de la pantalla.
Yo, la complicada.
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