domingo, 19 de julio de 2015

La verborragia paga pasajes

La estaba pasando bien...
En realidad hoy no me puedo quejar, quiero quejarme, para no perder la costumbre.
Tengo todo desordenado en la cabeza y voy a tratar de poner orden para que se entienda la idea.
CONEXIÓN, esa es la gran palabra. Esa conexión que tenes cuando miras a alguien y sabes... lo sabes, tenes la certeza que te va a acompañar en el camino, for ever and ever (o hasta que algún traste nos separe... ja!). 
Se lo voy a contestar ahora para que dejen de secretear entre ustedes, puede ser que idealice al amor, pero necesito esa sensación, que para mi, va a ser la gran señal
Con "el pendejo" (no pude encontrarle otro sobrenombre menos ordinario y más original) la paso espectacular, los encuentros son explosivos, pero no es lo que quiero para mi vida, no compartimos nada más que una cama, no tenemos nada en común, no hay mucho dialogo (de hecho no hay dialogo alguno... horrible). Hablando mal y pronto, me calienta, no me enamora.
Porque acá hay que separar, una cosa es que me encienda y otra que me enamore. Podemos tener excelente química, muchísima piel, pero si no hay una conversación inteligente e interesante, que básicamente me rompa la cabeza, queda todo ahí, ademas de saber que en algún momento llegara su fecha de caducidad, con lo cual no hay preocupación alguna.
Ayer me encontré con "El Pro", es la segunda vez que lo veo y no se si por la semi ebriedad o las ganas que la "sensación" aparezca en mi vida, sentí una conexión y como el alcohol libera mis sentidos, se lo dije.
No hay nada mejor para asustar a un hombre que ser verborragica y romántica, empezar a hablar de señales, conexiones, signos del zodiaco, vidas pasadas y amor a primera vista. Es un pasaje directo al pueblo de "muchas gracias, hasta luego". Igual se la banco toda la noche, preguntando y re-preguntando cada una de las pavadas que le decía (claramente ayer el filtro lo deje en casa... imagínense la magnitud!). Hasta que promediando la madrugada y bastante mas sobria que cuando lo salude, le dije que no me iba a ir con el porque no me parecía adecuado (no se lo dije así... no es necesario reproducir la frase exacta no?), me contesto que le parecía lógico y que el tampoco buscaba irse conmigo...

El Pro: -Porque vos tenes miedo...
Yo: -Yo ya no tengo miedo.
El Pro: -Si, de irte conmigo.
Yo: ¿?
El Pro: -Tenes miedo de que en vez de garch...., te haga el amor.
...
...
...

Silencio, por muchos segundos, mirada perdida, sorpresa, indignación, enojo, doble indignación, cuestionamiento interno y por ultimo MIEDO, mucho miedo, pavor, ganas de salir corriendo, para que no me agarre, para que no se de cuenta, para "salvarme", esperando que alguien diga piedra libre para todos mis compas y me saque de esa situación.
No recuerdo que le dije, seguramente me hice la cool (raro que la traducción de la palabra sea "fria"), porque estaba en shock. Fueron cuatro palabras que me dejaron muda, pero que desataron un conflicto interno parecido a la segunda guerra mundial. Aclaremos algo, yo no hago el amor, yo tengo sexo, sexo en cualquiera de sus variantes e intensidades, pero sexo al fin. 
Que un tipo que me ve por segunda vez me diga esto después de todo lo que le dije, me lo tengo merecido, porque me lo busque, porque si vos hablas toda la noche, con un convencimiento excepcional, de los beneficios de hacer gimnasia, como mínimo el otro va a querer saber si realmente es tan beneficioso. No jodamos!! Agarre la pala y me cave la tumba solita, solita.
Pero como la vida es justa ayer se fue con el pasaje en el bolsillo y no dio más señales de vida (es que en el pueblo no hay wifi...). Agua y ajo, por verborragica y cagona.
Voy a desempolvar una frase que hace mucho que no uso, pero que viene justo para cerrar el post.
TODO NO SE PUEDE.
Saludos desde acá, el otro lado de la pantalla.

Yo, la complicada.

sábado, 11 de julio de 2015

Otro punto... final.

Hoy me toca cerrar esta puerta...
Que estuvo entornada por unos meses, pero hoy tengo la certeza de cerrarla. Porque estoy segura que no queda nada, que ya no hay mas, que no somos ni seremos.
Hoy te suelto, te libero en todo sentido.

Realmente nunca pensé que iba a ser tan duro cerrar puertas, siempre creí que cuando una historia se terminaba, ese era el punto final y se cerraba el libro.
Pero son como persianas que se rompen y caen estrepitosamente sin lugar a "atajarlas", es un sentimiento raro, porque aunque ya hayas sacado a esa persona de tu vida, es como raspar el teflon, es como sacar la cascara de una herida vieja que nunca se cayo, sale rápido y sin dolor, pero abajo esta la cicatriz que te recuerda "el momento".


Negro ojos de fuego, que seas siempre feliz, que te llenen de alegría y que puedas vivir sin tantos reproches y demandas. Solo tenes que animarte y tenerte confianza.



Saludos desde acá, el otro lado de la pantalla.





Yo, la complicada.

domingo, 5 de julio de 2015

Sentir sin pensar!

¿Qué fue lo que pasó?
¿Dónde se perdió todo “eso”?
O tal vez la pregunta que debería hacer es ¿dónde lo perdí yo? O tal vez también ¿porque no lo consigo?
Hace un par de días leí una conclusión de un post de Facebook que terminaba con la famosa frase de “recibes lo que das” y si recibís distinto de lo que queres, es porque no estás dando “bien”. Lo pensé toda la semana, hice concatenación de temas, empecé con esa frase y pensando me vi enredada en palabras. Porque tal vez no es que no estás dando bien, si no que no es la persona correcta, de ahí que no se cumpliría ni este refrán ni el de “todo vuelve”. Porque o le erramos a lo que damos o a la persona que se lo damos. En todo caso sería un inconveniente nuestro, por no dar lo que queremos que nos vuelva o por elegir la persona que no nos va a devolver lo que le dimos o nos va a devolver todo lo contrario, porque quiere, debe o se le canta la regalada gana.
A partir de esto y de un par de cosas que me pasaron estas semanas, es que empecé este blog con la pregunta ¿Qué fue lo que paso?
¿Por qué mi generación esta tan quemada? ¿Dónde están las ganas? ¿Dónde está el cariño, el respeto, el amor por el otro?
Como puede ser que un pibe de 26 años le pase el trapo a todos los idiotas que conocí en estos años. Y no estoy hablando de este chico en particular, pero él pertenece a una generación un tanto más relajada. Y ojo que no es ningún santo, pero se pregunta menos, se cuestiona menos, analiza menos y, por supuesto, siente más, lo que a muchos nos falta (sí, me incluyo…).
Veo los ojos de Mika a través de la pantalla y contesto a su pregunta: No me estoy enamorando de él, me re-enamoro del cariño puro, de la muestra de afecto gratuita y sin tanto cuestionamiento, del beso robado, de la risa cómplice, de caminar abrazados, del mensaje liso y llano, de poder preguntar cómo estas sin que por eso se piense que estas controlándole la vida, de la urgencia de verse, del buen día.
Me re-enamoro de SENTIR porque si, sin preguntarme si lo que hago ahoga o libera, si está bien o no, si dos preguntas asfixian, sin cuestionarme si darle un buen beso en la calle me da vergüenza, soy yo y hago lo que siento, porque con él me permito relajarme y sentir PORQUE SI absolutamente todas las sensaciones y sentimientos que me surjan en el momento mientras lo respete y no lo lastime.
Pero es ahí donde no me entiendo y vuelvo a enredarme en palabras. Acabo de escribir “me permito relajarme”. En consecuencia con el refrán si doy “todo” esto, recibo lo mismo, y es así, somos relajados y un poco adolescentes. Pero yo soy relajada y adolescente con todo el mundo, hasta que me pongo en “pose”, analizo, pienso, me cuestiono y aparece la desconfianza, la estructura, la fobia, el armado de los mensajes para que no se malentiendan y me aburro, y me enojo, y me hincha las pelotas.
Entonces no.
Quiero SENTIR PORQUE SI, quiero sentir otra vez esa bendita sorpresa de ir caminando,  que alguien te abrace por detrás y te llene de besos en la mejilla, girar y encontrar una gran sonrisa, seguido de un “que ganas que tenia de darte un beso”, quiero otra vez el impacto de armar un mensaje y terminarlo con el “obvio, si queres” y recibir un “cómo no voy a querer? Obvio que sí”.
Quiero que todo importe nada, quiero ser relajada y adolescente sin cuestionarme si eso molesta, ahoga o asfixia, quiero el compinche, quiero la complicidad, quiero la mirada franca, quiero la risa simple, quiero la alegría del buen día, quiero caminar del brazo por la calle y sentirme plena, sin analizar si le cae bien o no que lo agarre, porque las cosas se dicen en el momento, no se especula, no se analizan ni se piensan, porque así son auténticas, transparentes, puras en su estado máximo.
Quiero sentir sin pensar, que fue lo que hice toda mi vida y aunque es cierto que así no me fue bien, sé que hice lo que quise sin arrepentirme de nada. No quiero quedarme más con el “qué hubiera pasado si…”, porque la vida se compone de momentos, no de analizar ni de pensar y repensar.

Y si me vuelve a ir mal, será cuestión de sacudirme un poco y volver a empezar, pero sabiendo que fui fiel a lo que sentía.
Saludos desde acá, el otro lado de la pantalla.







Yo, la complicada.